ITACA, de Constantin Cavafis ...

ITACA
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
no temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues, con  placer y alegría
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los mercados Fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ámbar y  ébanos
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
todos los voluptuosos perfumes que te sea posible.
Ve a muchas ciudades Egipcias
y aprende, aprende de sus sabios.
Mantén siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
enriquecido de cuánto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te vaya a ofrecer riquezas.
Itaca te brindó un hermoso viaje.
Sin ella no te habrías puesto en marcha.
Pero no tiene ya nada más que ofrecerte.
Aunque la encuentres pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, convertido en tan sabio, y con tanta experiencia,
ya habrás comprendido el significado de las Itacas.


Constantin Cavafis, 1911.